lunes, 24 de mayo de 2010

Hasta pronto, Haití. Por César Claros.

La imagen de las calles es menos impresionante que en los días posteriores al terremoto; ya no hay enormes pedazos de estructuras demolidas. Después de cuatro meses han picado el escombro y está amontonado en las calles a la espera de que un camión los retire.

Los niños recuperan la normalidad, la vuelta a la rutina es importante para superar el trauma vivido. Las calles en hora punta vuelven a ser un desfile de uniformes de distintos colores y un mismo factor común: la limpieza. El blanco de las camisas y las blusas reluce y destaca combinado con sus sonrisas sobre el fondo gris de hormigón y cascotes.

El comercio en las calles –habitual fuente de ingresos de la población en Puerto Príncipe- parece ya reactivado; pero esa imagen contrasta con la de personas tiradas en la calle esperando alguna oportunidad.

Las ciudades empiezan a tener algo de coordinación para la recepción de la ayuda, pero queda mucho por hacer. Todo va demasiado lento por culpa de los eternos trámites burocráticos y administrativos, y el pueblo sigue teniendo miedo. Miedo a permanecer en un edificio, miedo a las lluvias, a los huracanes…

Es frecuente ver por las carreteras vehículos militares, blindados, soldados armados… ¿dónde está la guerra? ¿cuánto cuesta mantener semejante despliegue aquí? ¿no es mejor emplear ese dinero para generar mano de obra asalariada, mejorar carreteras, ofrecer mejores servicios o, simplemente, servicios –hospitales, escuelas…

Parece increíble que formando parte de la misma isla –La Española- con República Dominicana, la historia haya generado que existan unas diferencias tan abismales.

Quizás sea este un buen momento no sólo para reconstruir Haití, sino para hacer un país mejor. Un país con rincones, paisajes y gente que pueden hacer de él una de las mejores zonas de la tierra.


Hasta pronto, Haití.

1 comentario:

  1. Ojalá los gobernantes vieran las necesidades de la gente necesitada como vosotros las veis.
    Mucho cambiaría.

    Animo, muchas familias os necesitan.

    ResponderEliminar